También se me hizo demasiado tarde como para estar merodeando por la ciudad en busca de habitación barata, así que no se me ocurrió otra idea más que dormir en el mismo aeropuerto para, a primera hora de la mañana, esperar que abrieran la oficina e intentar que me cuadrara algo interesante.
No era la primera vez que dormía en una terminal, pues ya me había ocurrido en otras ocasiones al perder alguna conexión de avión. Compré dos guías de viaje de Jamaica en una de las librerías de la terminal para tener algo más de información del país, y de paso poder pasar más ameno el tiempo de espera.
A las 7 de la mañana abrieron la agencia y pincharon en un tablón de anuncios varios cartelitos con diferentes ofertas, pero ninguno de Jamaica como destino final. Vaya casualidad. Y mala suerte. Aquella vez no hubo nada para mí. Los otros precios que me ofrecieron me resultaron algo caro y decidí intentar buscarlos más económicos en la capital. De esa manera tuve que bajar hasta Londres y desde allí intentarlo en algunas agencias de viajes.
Todas las que visité tenían la misma oferta que me ofrecieron en el aeropuerto: todos los días había un chárter por 99.000ptas desde Gatwich a Montego Bay, lo que no me hizo dudar más y compré.
Dormir en esta fría ciudad es bastante caro, y los mejores precios lo siguen teniendo los hoteles regentados por hindúes, pero un sudamericano que repartía tarjetas de hostales por la calle me ofreció la oportunidad de dormir en una habitación por 20libras/3.000ptas, que no dudé en coger. Era bastante cutre, bajo el nivel de la calle, con bastante humedad y frío, pero era lo que había en ese momento.
Durante el trayecto de avión continué leyendo los libros de viaje donde destacaban comentarios referentes a las mafias de traficantes de drogas, violencia en los guetos que de vez en cuando llenaban titulares de periódicos locales, machismo radical… y llegué a una primera conclusión: “Jamaica es bastante peligrosa”, sobre todo cuando se es extranjero y blanco, por lo que hay que tomar muchísimas precauciones y estar muy “al loro”, algo que jamás había tenido que hacer en mis otros viajes anteriores.
Un aviso que nos dieron nada mas tomar tierra decía: “el uso y/o posesión de drogas: marihuana, cocaína u otras drogas es contra la Ley de Jamaica”. Algo que me llamó mucho la atención porque siempre había creído que la Ganja era de uso libre en el país.